La patofobia es una fobia específica, definida por un miedo irracional y extremo a la enfermedad, sobre todo aquellas que son fulminantes como un derrame cerebral o un infarto.
Las personas que sufren de patofobia están aterrorizadas por la idea de caer enfermas y a menudo toman medidas extremas para evitar situaciones que consideran que podrían causarles alguna enfermedad.
No hay que confundir la patofobia con la hiponcondria, donde la persona ya está convencida de padecer la enfermedad.
Etimología
El término patofobia proviene de dos palabras griegas: pathos, que significa enfermedad, y phobos, que significa «miedo». Por lo tanto, la patofobia se traduce literalmente como miedo a la enfermedad.
Causas de la patofobia
Puede originarse de varias formas. En algunos casos es el resultado de una experiencia traumática relacionada, como una dolencia personal severa o la enfermedad grave de un ser querido.
En otros casos, la patofobia se desarrolla en personas con tendencias ansiosas o hipocondríacas, que interpretan cualquier signo o síntoma en su cuerpo como una posible enfermedad grave.
Síntomas
Los síntomas de la patofobia varían dependiendo de la gravedad de la fobia y de cómo la persona maneja su ansiedad. En general, una persona con patofobia experimenta ansiedad intensa, pánico o terror ante la idea de enfermarse.
Esta ansiedad resulta tan intensa que la persona llega a evitar situaciones o lugares que asocia con la enfermedad, como hospitales, consultorios médicos, o incluso la compañía de personas que están enfermas o lo han estado en el pasado.
Los síntomas físicos de la ansiedad también son comunes en las personas con patofobia e incluyen sudoración, palpitaciones, dificultad para respirar, mareos y náuseas. A veces la ansiedad alcanza tal grado de intensidad que acaba provocando un ataque de pánico.
Diagnóstico
El diagnóstico de la patofobia se basa en los criterios establecidos por el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5).
Para hacer un diagnóstico de patofobia, un profesional de la salud mental evaluará el historial clínico de la persona y la presencia de síntomas de ansiedad significativos en relación con la idea de enfermarse.
Tratamientos para la patofobia
El tratamiento más efectivo para la patofobia es la terapia cognitivo-conductual (TCC). A través de la TCC, una persona aprende a identificar y cambiar pensamientos y comportamientos negativos relacionados con su miedo a la enfermedad.
También puede aplicar técnicas de control de la ansiedad y de exposición gradual al objeto de su miedo para disminuir su ansiedad con el tiempo.
En algunos casos, también son útiles los medicamentos, especialmente si la patofobia se acompaña de un trastorno de ansiedad generalizada o de pánico. Sin embargo, cualquier uso de medicación debe ser supervisado por un profesional de la salud.
Grupos de población más afectados
La patofobia puede afectar a personas de todas las edades y antecedentes. Sin embargo, es más común en personas que han tenido experiencias traumáticas relacionadas con la enfermedad, o en aquellos que tienen una predisposición natural a la ansiedad o la preocupación excesiva.
También se ha observado que las personas con familiares que sufren de trastornos de ansiedad o fobias específicas son más susceptibles de desarrollar patofobia.
Aunque esta fobia puede surgir en cualquier etapa de la vida, a menudo se manifiesta por primera vez en la infancia o la adolescencia.
Además, las personas con ciertos trastornos de salud mental, como el trastorno obsesivo-compulsivo o el trastorno de estrés postraumático, pueden ser más propensas a la patofobia debido a su tendencia a tener pensamientos obsesivos o a revivir experiencias traumáticas.
Convivencia con la patofobia
Vivir con patofobia puede ser desafiante y afectar significativamente la calidad de vida de una persona. Aquellos que sufren de esta fobia evitan situaciones que la mayoría de las personas considera parte normal de la vida, como ir al médico para chequeos regulares, estar en lugares públicos durante la temporada de gripe o incluso estar cerca de personas que están enfermas.
Este comportamiento evitativo puede conducir al aislamiento social, la soledad y el estrés. Además, la constante preocupación y ansiedad acerca de la posibilidad de enfermarse puede ser física y emocionalmente agotadora.
A pesar de estos desafíos, es importante recordar que la patofobia es tratable y se puede superar. Con el tratamiento adecuado, las personas patofóbicas pueden aprender a controlar su miedo a la enfermedad y a vivir una vida más plena y menos limitada por la ansiedad.