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Fobias por bullying: el acoso escolar como origen de miedos infantiles

Fobias por bullying

El acoso escolar, o bullying en su nombre en inglés, es un problema crítico en las escuelas en todo el mundo y que impacta de forma notable en la salud mental y física de los niños y adolescentes, incluyendo el desarrollo de diversas fobias.

Vamos a conocer en este artículo las fobias más comunes que suelen surgir como resultado del acoso escolar, cómo detectarlas y qué podemos hacer para tratarlas.

Índice de contenidos

Fobias infantiles derivadas del bullying

Estas son cuatro de las fobias más habituales que aparecen en niños o adolescentes que han atravesado episodios de acoso escolar:

Fobia Social: también conocida como ansiedad social, se caracteriza por un miedo intenso a la interacción o el juicio social. Los niños que han sufrido bullying pueden temer situaciones sociales, preocupándose de que se les humille o juzgue nuevamente.

Agorafobia: esta fobia puede desarrollarse en respuesta a situaciones de las que sería embarazoso o difícil escapar, como estar en un lugar abarrotado. Los niños que han sido acosados es posible que comiencen a evitar lugares o situaciones en los que temen que pueda ocurrir ese hostigamiento, por lo que recluirse en casa sin salir es su «respuesta».

Didascaleinofobia: en casos severos de acoso, los niños pueden asumir un miedo intenso a la escuela que va más allá de la típica renuencia a asistir al colegio y que acaba generando un rechazo absoluto a ir a clase.

Sofofobia: es el miedo al aprendizaje. Los niños víctimas de bullying relacionan inconscientemente que el lugar al que van a adquirir conocimientos es el escenario de su persecución por parte de los demás, y de ahí nace su pánico a aprender.

Pocrescofobia: el miedo a aumentar de peso es una fobia que suelen desarrollar niños y niñas que sufrieron bullying a consecuencia de su aspecto físico.

Cómo detectarlas: señales que hay que observar

Fobias por acoso escolar

Reconocer las señales de las fobias en los niños es crucial para poder proporcionar el apoyo necesario y atajarlas lo antes posible. Entre los indicadores más frecuentes a los que debemos prestar atención están:

  • Un miedo intenso o ansiedad hacia una situación o lugar específico que persiste durante seis meses o más.
  • Evitación activa de la situación temida.
  • Síntomas físicos de ansiedad, como sudoración, aceleración del ritmo cardíaco, dolores de cabeza o náuseas, al enfrentar la situación temida.
  • Problemas de sueño, como pesadillas recurrentes sobre la situación temida.
  • Cambios en el comportamiento, rendimiento escolar o relaciones con compañeros y familiares.

Tratamiento de las fobias surgidas por el acoso escolar

Si sospechas que tu hijo puede estar sufriendo de una fobia como resultado del bullying, es fundamental buscar ayuda profesional. Aquí hay algunas estrategias que pueden ser útiles:

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC): este enfoque suele ser muy efectivo para tratar las fobias. A través de la TCC, los niños pueden aprender a reconocer y cambiar patrones de pensamiento dañinos, desarrollando a la vez estrategias para controlar la ansiedad.
  • Desensibilización Sistemática o Exposición Gradual: esta técnica implica exponer gradualmente al niño a la situación o lugar temido en un entorno seguro y controlado, ayudándole a manejar su ansiedad y, con el tiempo, a reducir su miedo.
  • Apoyo Escolar: trabajar con el personal escolar es fundamental para garantizar la seguridad del niño y para abordar el problema del acoso. De ahí la importancia de contar en cada centro con programas o protocolos anti-acoso, consejerías escolares y apoyo para las víctimas del bullying.
  • Terapia Familiar: la familia desempeña un papel vital en el proceso de recuperación de un niño que ha sufrido acoso. La terapia familiar puede ayudar a fortalecer la comunicación y a desarrollar estrategias de apoyo en casa.
  • Medicación: en algunos casos, los profesionales de la salud pueden recomendar medicación para ayudar a reducir los síntomas de la ansiedad. Siempre es importante recordar que la medicación debe ser parte de un enfoque integral de tratamiento y se debe administrar bajo la supervisión de un profesional de la salud.

Las fobias pueden ser una respuesta perjudicial al bullying, limitando la capacidad del niño para participar plenamente en las actividades cotidianas y reduciendo su calidad de vida. No obstante, con la detección temprana y la intervención adecuada, los niños pueden superar estas fobias y recuperarse del trauma.

Recuerda que cada niño es único y puede responder de manera diferente al tratamiento. Es importante trabajar con un profesional de la salud mental para encontrar el enfoque de tratamiento que mejor se adapte a las necesidades de tu hijo.

La prevención del bullying es también un paso crucial para abordar este problema. Los padres, los profesores y los responsables de las políticas deben trabajar juntos para crear un ambiente seguro y acogedor para todos los niños en las escuelas. De esta manera, podemos ayudar a prevenir el desarrollo de fobias y otros problemas de salud mental asociados con el bullying.

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